Según nuestra experiencia, hay algunas características comunes de las organizaciones anticipadoras que les permiten actuar de forma diferente a las entidades tradicionales. Nos gustaría compartir contigo algunas de ellas antes de describir cómo transformar tu propia organización en una de ellas.
Una forma de deducir la naturaleza de una organización es observar qué función toma la iniciativa en esa cadena. Si la suya es una empresa tecnológica, su rama de investigación y desarrollo lleva la voz cantante (sin innovación, no hay crecimiento). Si la suya es una tienda de comestibles, la gestión de su cadena de suministro es clave (sin plátanos, no hay ventas). Si la tuya es una organización benéfica, la gestión de proyectos es lo más importante (si no hay eficacia, no hay financiación). Si el suyo es un batallón sobre el terreno, sus oficiales superiores están al mando (si no hay órdenes, no se avanza). En última instancia, el departamento que tome la iniciativa dependerá de cuál sea su misión. O así debería ser.
Durante las operaciones rutinarias, la función directiva se sitúa cerca de la cúspide de la cadena de mando, con la autoridad necesaria para dictar el funcionamiento de la organización. Las órdenes bajan, los informes suben. Pero cuando surge una crisis, esa ordenada disposición puede ser un impedimento para la iniciativa. En ese momento, cada capa del organigrama es un amortiguador, un freno, un gobernador. En una nanocrisis, atenerse al organigrama es el beso de la muerte. Así pues, el primer distintivo de una organización anticipadora es la elasticidad.
Las organizaciones anticipadoras son elásticas, plegables, adaptables, colaborativas e iterativas.
Las organizaciones anticipadoras tienen una cadena de mando dinámica. El organigrama de estas entidades está explícitamente diseñado para colapsarse en caso de crisis y expandirse cuando ésta haya terminado. En el ámbito militar, esos periodos son la guerra y la paz. En entornos no militares, son la nanocrisis y la operación rutinaria. En crisis, el organigrama se colapsa deliberadamente.
Cuando el coronel puede hablar con un francotirador con un objetivo fijo en su punto de mira, el organigrama sólo puede tener dos niveles de profundidad. Pero eso sólo funciona porque, durante esa crisis, el coronel tiene acceso a toda la información y a todas las personas en todo momento. Se trata de una triple ventaja que todas las organizaciones con capacidad de anticipación pueden aprovechar.