El paso de lo analógico a lo digital lo ha cambiado todo: nuestra forma de trabajar, jugar, comunicarnos, crear, aprender, dirigir y, al parecer (según la imagen de arriba), incluso nuestra forma de apreciar el arte.
Los que "nacimos digitales" nos perdimos el giro.
El pivote nos obligó a redefinirnos a nosotros mismos y la forma en que interactuamos como ciudadanos, profesionales de los negocios, soldados, comerciantes, educadores, políticos, voluntarios e incluso como familias. La mayoría de estos cambios son recientes. Sin embargo, son una pequeña fracción de los cambios de comportamiento que ahora nos vemos obligados a adoptar. Si no cambiamos como individuos, puede que nos encontremos menos conectados o con menos posibilidades de encontrar empleo. Pero como líderes empresariales, si no nos adaptamos a lo digital, seremos irrelevantes para aquellos a los que servimos.
Hubo un tiempo en que los líderes consumían información mediante informes y presentaciones; ahora retransmiten en directo los acontecimientos mientras se desarrollan. Los sabios consejos los daban asesores de confianza; hoy los líderes confían en la inteligencia artificial para obtener una visión suprahumana. Las organizaciones analógicas de antaño eran jerárquicas; ahora deben aplanarse para sobrevivir a una crisis. Pero lo más importante para los líderes: Mientras que antes sus organizaciones eran participantes activos en sus campos, hoy también deben ser anticipadores visionarios. Y los que no puedan anticiparse se marchitarán y morirán.
La revolución que puso en marcha estos cambios comenzó y terminó en un único periodo tecnológicamente explosivo, de 2000 a 2010. Fue una década en la que la gran masa de la sociedad humana pasó de la era analógica a la digital. Según todas las medidas de impacto económico y social, esa transición ha sido la mayor y más rápida de cualquier pivote de la historia.
En comparación, el pivote científico que comenzó en 1440 e introdujo la imprenta tardó 200 años. Si nos remontamos aún más atrás, el pivote neolítico, que introdujo la agricultura, tardó 10.000 años.
Como en todos los grandes cambios de nuestro pasado, la transición de lo analógico a lo digital se vio impulsada por la innovación tecnológica, que rápidamente hizo posible que los seres humanos hicieran las cosas de nuevas maneras. Aunque los inconvenientes de cada cambio han sido muchos, las ventajas superaron claramente a los inconvenientes, y así avanzamos.